-Chicharrón-
Prenom 2014
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Totalmente alejada del ruidismo de Franc3s o de los ritmos garajeros de Telephones Rouges, a pesar de que los componentes son antiguos miembros de estas bandas, nos llega el álbum homónimo de debut de Chicharrón.
La experiencia previa de sus miembros hace que la calidad de este trabajo no nos coja por sorpresa. "Chicharrón" es un proyecto muy cuidado y, desde una visión global, se podría entender como una reflexión lírica y musicada sobre el dolor, que se inicia en la portada de Rubén Domínguez (teclado, piano y coros en el grupo) y discurre por los diez temas del álbum.
El tono meláncólico de la melodía y el texto lo encontramos, nada más pulsar el play, en "Caída horizontal (infraleve)". Sonido anti folk de perfil lánguido para un título que parece digno del parte médico (o policial) del profesional más bizarro. Basta un minuto para que el magnetismo del tema te atrape y comience a envolverte una extraña sensación de pesadumbre que, cuando menos te lo esperas, se quiebra con el ritmo trotón de la batería en Peluquero de maíz. Se trata de un magistral canto a la añoranza, en clave de rock fronterizo, que bien serviría de score para una actualización de los western de Sergio Leone. Una línea estética en la que insisten en "El amor no aguanta un mareo".
Su sonido, en ocasiones, parece remitir a extintos grupos (en según qué etapa) del primer indie hispano, de Surfin' Bichos a Manta Ray. Pero esta es una revisión de altura que no da repelús. Se perciben referentes, pero todo suena a Chicharrón. O lo que es lo mismo: canciones lentas que están cargadas de angustia, como "Resbalando por gargantas que devolverán a ti", y riffs repetitivos y amenazantes que transmiten un profundo sentimiento de rabia en "Ha llegado el tiempo de los asesinos".
También hay espacio, en sus letras, para conceptos que van más allá de la psicología de la insatisfacción noventera. Chicharrón nos traslada a cuestiones privadas, de ámbito local, en "Que no te conozcan por lo que haces", donde nos hablan también de ese amor putrefacto y cínico que cuenta con una tradición milenaria en la literatura. El tono musical es épico, pero moderado y en ningún momento se hace cargante.
Hay, también, mucho de slowcore en este álbum. El tempo anestésico de Codeine y Slint, aderezado con momentos puntuales de intensidad ruidista, está presente en "Tú también tienes armas". Un tema con una estructura básica y repetitiva, rematada en un sonido disonante, muy en la línea de Ainara Legardon, que alcanza una mayor intensidad durante el estribillo. Es entonces cuando la batería adquiere todo el protagonismo y, finalmente, una brillante coda instrumental rompe, imprevisible, el esquema inicial de la canción. De la letra, sencilla y precisa, trasluce un sentimiento trágico de la vida, de profunda tradición atlántica.
Por otra parte, los Arab Strap más delicados están en "Definitivamente inacabado" con una propuesta minimalista, en donde Chicharrón logran que las cuerdas finales de la guitarra lleguen a percibirse como un estrépito.
El desconsuelo que refleja el álbum alcanza una nueva cota en "Por mi grandísima culpabilidad". Una desgarradora historia que nos habla del esfuerzo frustrado por satisfacer a alguien y del fatídico desenlace. Revisando la información de las bandas matriz de este proyecto, se podría sospechar (pero no afirmar) que esta narración tiene algo de biográfico. El sonido, repetitivo e inquietante, funciona como conclusión a un relato de autodestrucción.
A estas alturas, nos ha quedado claro que la principal sustancia de este disco es el dolor, que llega a tal extremo que logra producir un sádico placer. Y es que pocas veces una manifestación artística del sufrimiento evita con tanta elegancia el maniqueísmo del telefilm más ordinario.
La imagen creada por el título "Y las huellas de los lobos sobre la nieve siguen siendo lo único real", pone un cierre romántico y lírico a un trabajo extraordinario para el que se atreva a transitar con sus pies desnudos sobre un sendero de cristales cortantes.
Chicharrón es la banda sonora para el fin del mundo. Textos sombríos y melodías tristes en las que se detecta escasa ironía, poca broma y mucho talento.
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Caída horizontal (infraleve)
Peluquero de maíz
Resbalando por gargantas que me devolverán a ti
Ha llegado el tiempo de los asesinos
El amor no aguantan un mareo
Que no te conozcan por lo que haces
Definitivamente inacabado
Por mi grandísima culpabilidad
Tú también tienes armas
Y las huellas de los lobos sobre la nieve siguen siendo lo único real
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Chicharrón